Manuel Ubaldo Gómez y Moya : Biografías Dominicanas

 

 

 

 

Nació en la Vega. Una vida abrazada al deber, que, siguiendo el norte de la virtud, se vació en el molde de un justo varón. Hizo un culto de la patria, sin ruido ostentoso. Su devoción a los principios lo mismo que a toda manifestación de cultura, no alcanzó a alterarle la sencillez y el temperamento hecho a la modestia, que prefiere pasar inadvertida a reclamar o imponer respeto y honores para si.

No dejó nunca de ser criollo en lo que el tipo tiene de desapego a la vida de puro artificio y en las calidades que constituyen la más preciosa porción de su psicología. Para las cosas intelectuales se sabía poner en el plano que le es propio, y para la vida ordinaria no concebía una postura más natural que la de constante servidor. Entendía que el hombre había venido al mundo para dar de sí cuanto convenía al bienestar de los demás. Siempre ocupado en alguna labor, no supo de ocios improductivos y estimulantes del vicio. Siendo joven, como empleado de Don Modesto Riva, contrajo una neurastenia por exceso de trabajo.

Para curarse escogió laborar como peón, un par de años en un conuco ubicado en el tras patio de su casa. Hospitalario, generoso, sin pose y ecuánime, miraba a todo el mundo y los cambios de la vida con inalterabilidad de espíritu. Su compadre o amigo lo era el más modesto vecino, al igual que el encopetado señor; pero estando más cerca de este, por su calidad social y nexos de familia, prefería tratar al primero por la llaneza adecuada al tipo. Le preocupaba satisfacer los reclamos de la amistad. Incapaz de envidia ni de abrigar odios por la lucha de intereses materiales, le placía conocer el mérito ajeno; no le paga tributo a las pasiones mezquinas, moviéndose constantemente por sobre las pequeñeces de la vida.

Manuel Ubaldo Gómez opinaba con libertad, y no tenía compromisos sino con la virtud. Eludía el elogio a su persona; y si estaba en su mano, evitaba el que se le hiciera a familiares suyos cercanos. Aunque tolerante, no le daba méritos a quien no los tuviese, cualidad esta que, al servicio de la historia es un magnífico recurso para la valorización justiciera de los personajes. Y fue historiador, autor de un RESUMEN DE LA TJIS TOMA DE SANTO DOMINGO (1919), en tres; libros, resultado de sus actividades de profesor de la materia en un colegio vegano.

Fue el historiador dominicano que poseyó mayor conocimiento sobre las actuaciones y el carácter de los hombres públicos desde fundada la República, así como acerca de la psicología social. Por inclinación natural, desde la infancia, sintió curiosidad por los sucesos políticos y sociales, y también por los actores, y ello le creó entre los cultivadores de la historia un acervo único de datos a partir de la Anexión, aumentado constantemente por diligencia personal entre los mismos actores.

Le estimulaba en ello la simpatía por esa realidad antes que el interés de historiador. De esa manera, la fuente viva que era del pasado dominicano, nadie más en la República pudo poseerla, porque quienes hicieron de historiadores fueron personas de oficina y papeles que no descendieron al plano donde se observan y captan realidades indispensables para la comprensión de no pocos sucesos y caracteres personales. Su material se lo daba a quien se lo solicitara, lo que aquí no se ha visto en otro intelectual de la misma actividad. Por su parte, no produjo lo que podía y debía, sino lo que le fue solicitado o reclamado por circunstancias especiales.

Por evitar mortificaciones se eximió de echar su cuarto a espadas respecto a cuestiones históricas sobre las cuales poseía los juicios más precisos y certeros. Con todo, la pasión por la historia, mirando al través de ella a la patria, fue la última que alentó su alma hasta el instante de tomar el lecho de muerte. De poca estatura y cuerpo delgado, el habla acordada con la sencillez de sus maneras, no parecía de primera vista el hombre de la gran talla moral que era.

Terció en la vida pública, no por buscar posiciones, sino solicitado, llevando a ella la pureza de valor personal en el desempeño de representaciones varias. Juez, Procurador de una Corte, Diputado, Senador, Ministro de Justicia e Instrucción Pública, de Guerra y Marina, y de lo Interior y Policía. No quiso aceptar otras, inclusive la Primera Magistratura de la Nación. Para los hombres de este corte, los cargos públicos son oportunidades de servirle a la sociedad; en ellos consumen preciosas energías, dan con orgullo y patriotismo lo más posible, y luego entienden no haberse elevado por ello, sino haber cumplido como ciudadanos. De los tales queda una lección de civismo, poquísimas veces tenida en cuenta por los políticos.

Como abogado no tuvo claudicación en su auténtica calidad de honorable; lo cual no es poca cosa. Troncoañoso, semejante a un rezagado modelo de hombres anacrónicos por su apego a la rectitud, la buena fe y la vergüenza, desde mediados de la nombrada Era de Trujillo tuvo que recluirse en la pasividad de su hogar, negándole la jubilación tan honrosamente ganada.

Despreciador de los opresores del pueblo por principio, por educación y tradición de familia, no solicitó el favor del soberbio Trujillo, que daba a sus aduladores lo correspondiente a los hombres de merecimientos anteriores a él y de más valer que él. La respuesta de don Manuel Ubaldo Gómez constituyó el timbre postrero con que coronó y reafirmó su procera calidad de ciudadano.

Mantuvo en La Vega, con su sola autoridad de hombre austero, una atmósfera moral que, como caso único en la República, se sobreponía a la acción disolvente de la política allí activísima por órgano de un grupo de veganos. Todas las instituciones locales, inclusive el Ayuntamiento, se sentían honradas con aceptar y complacer recomendaciones o insinuaciones hechas por don Ubaldo.

Nadie amó más que él a La Vega, como en ningún vegano encarnó en más alto grado las que fueron virtudes de esa colectividad.

 

Fuentes: http://www.redpodercomunitario.org/

Su infancia y adolescencia transcurrieron en su pueblo de sus grandes desvelos y de sus hondos amores, en medio de esa vida sencilla y alegre que respira aromas de pino y tiene como su eterno compañero al ya lánguido Camú.
 
Su maestro de primera letras lo fue Don Salustiano Morillo y después lo fueron; Cristino Zeno, Juan Eugenio de Medina, José Rivera Dávila, puertorriqueño, José María y Estaban Vallejo. De manos de estos fieles soldados de la enseñanza, que hoy duermen el sueño sin glorias de grandes olvidados, recibió toda la instrucción elemental y secundaria.
 
Sirvió de secretario de su padre hasta su graduación de Licenciado en Derecho, obteniendo el titulo el 26 de mayo del 1900, pero desde el 1888, la Suprema Corte de Justicia le había concedido el derecho a ejercer en La Vega y otras provincias del Cibao.
 
Don Manuel Ubaldo Gómez y Moya, fue profesor del Colegio Sebastián, fundado por el gran apóstol el Padre Fantino, de historia, cuyas lecciones público en tres volúmenes con el titulo “Resumen de la Historia de Santo Domingo” en 1911, como historiógrafo se reservo la oportunidad de llevar al libro Estudios e Investigaciones de hombres y sucesos dominicanos, dejo inconcluso unos apuntes sobre Veganos Ilustres. A los 31 años de edad se une en matrimonio con la señorita Ana Dolores Meléndez, el 7 de octubre del 1887, procreando el matrimonio Gómez-Meléndez cinco hijos.
 
Tercio en la vida pública, no por buscar posiciones, sino solicitado, llevando a cada una de las posiciones que ocupo la pureza de valor personal en el desempeño de las funciones que le toco desempeñar como fueron algunas de ellas;
Diputados al Congreso Nacional por dos ocasiones;
Miembro de la Junta Provincial Directiva de Estudios de La Vega;
Secretario de Interior y Policía; Secretario de Instrucción Pública;
Juez de Primera Instancia de La Vega; desempeñando esta función pública fundó la Gaceta Oficial, órgano de dicho tribunal,
Gobernador interino,
Por designación del Ayuntamiento de La Vega, como elemento de Paz en momentos difíciles;
Senador;
Procurador General de la Corte de Apelación de Santiago;
Juez del mismo Tribunal de 1931 a 1936;
Consultor Jurídico del Ayuntamiento;
Miembro de la Junta de Reclamaciones y de la Comisión de Reforma de las Leyes de Instrucción;
Presidente de La Corte de Apelación de La Vega;
Miembro de la Academia Dominicana de la Historia
Miembro de Honor de la Asociación de Periodista Veganos
Presidente de Honor de la Sociedad Culturalla Progresista y de muchos instituciones más
 

La labor de Don Manuel Ubaldo Gómez y Moya en el seno de la sociedad vegana, a más de haber redundados en múltiples y efectivos beneficios es aún el la actualidad digna de tomarse como el ejemplo como el más puro y exacto veganismo. En toda las obras de bien y de progreso dejo sentir el impulso de su colaboración franca e inteligente.

De él dice, Rufino Martínez, en su obra Diccionario Biográfico-Histórico Dominicano, 1821-1930, Colección Historia y Sociedad No.5, Editora de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, 1971, Pág.202 “Tronco añoso, semejante a un rezagado modesto de hombre anacrónicos por su apego a la rectitud, la buena fe y la vergüenza, desde mediados de la Era de Trujillo, tuvo que recluirse en la pasividad de su hogar, negándole la jubilación honradamente ganada”
 
Añadiendo a seguida el historiador Martínez sobre Manuel Ubaldo Gómez,“ Despreciador de los opresores del pueblo por principio, por educación, y tradición familiar, no solicito el favor del tirano Trujillo, que daba a sus aduladores lo correspondientes a los hombres de merecimientos anteriores a él y de más valer que él”.

 

Señalando también el escritor “La respuesta de Don Ubaldo constituyo el timbre postrerocon que coronó y reafirmó su procera calidad de ciudadano. Mantuvo en La Vega, con su sola autoridad de hombres austero, una atmósfera moral que como caso único en la República se sobreponías a la acción disolvente de la política allí laboriosa por un grupo de veganos. Nadie amó más que él a La Vega, como en ningún vegano encarnó en más alto grado las que fueron virtudes de esa colectividad de la República Dominicana

 

A Don Manuel Ubaldo Gómez y Moya, historiógrafo, Jurisconsulto, Escritor, Periodista, Hombre público que ocupó varios cargos, Ente de Paz y Armonía entre sus conciudadanos, en La Vega se le quiso, respetó y admiró sus virtudes e inteligencia innegables. Es por ellos que el 13 septiembre de 1936, a iniciativa del historiador Vitelio Alfau Duran, su ciudad natal le tributó un reconocimiento a su vida ejemplar, siendo designado Hijo Preclaro de La Vega, y dándole en vida su nombre a una calle de las principales calles de la ciudad.
 
 
 
Ubaldo Solís
La Vega, Rep. Dominicana

 

 

                                                                                        

 

Cuatriboliao :


Gregorio García Castro : Nació en la Sección de Pontón, La Vega el 17 de noviembre de 1936. Fueron sus padres Israel García y Ana Dolores Castro, personas de escasos recursos económicos. Desde muy joven se inclinó al periodismo y trabajó como reportero para los diarios "La Información", de Santiago y en Santo Domingo para "La Nación" y "El Caribe."

Narciso González :  Era una figura muy conocida en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en donde fue catedrático de la facultad de Humanidades y en la cual estuvo siempre haciendo vida diaria y participando, desde muy joven, en movimientos revolucionarios.

Antonio de la Maza :  Antonio de la Maza, hijo del General Vicente de la Maza quien participó junto a Ramón Cáceres, Horacio Vásquez y Ramón de Lara en el ajusticiamiento del dictador Ulises Heureaux (Lilís) y fue inicialmente opositor del régimen

Sagrario Ercira Díaz :   (Ciudad de Barahona, 25 de diciembre de 1946 - Santo Domingo, 14 de abril de 1972) fue una dirigente estudiantil dominicana. Fue dirigente de la Facultad de Economía del "Frente Universitario Socialista Democrático" (FUSD) y representante estudiantil en el Consejo Técnico y la Asamblea de su Facultad

Orlando Martínez Howley   Se trató de un crimen político con características de asesinato de Estado, planeado y ejecutado (en un periodo de ejercicio del terror político), desde las altas esferas policiales-militares del régimen balaguerista de los doce años 1966-1978.

Mamá Tingó , nació el 8 de noviembre de 1921, hija natural de Eusebia Soriano. Fue bautizada en la parroquia Espíritu Santo de esta comunidad de Villa Mella, el día 6 de diciembre de 1922. Contrajo matrimonio con un campesino llamado Felipe con el cual procreó una familia.

Sociedad Secreta La Trinitaria , El 16 de julio de 1838 convocó Duarte a sus discípulos para constituir, bajo la adveración de la Virgen del Carmen, cuya festividad se solemnizaba ese mismo día, la sociedad patriótica «La Trinitaria». El sitio escogido para la reunión fue la casa de Juan Isidro Pérez de la Paz, acaso aquel de los ocho elegidos que amó más tiernamente a Duarte, la cual se hallaba situada en la calle del Arquillo o calle de los Nichos, frente al antiguo templo de Nuestra Señora del Carmen y contigua al hospital de San Andrés.

Loma Miranda  : Es un montículo del extremo nororiental de la cordillera Central, considerado el segundo asiento más importante y valioso de la isla La Española, según la Comisión de Ciencias Naturales y Medio Ambiente de la Academia de Ciencias de la República Dominicana.

La fortaleza de la villa de la Concepción : fue construida bajo las órdenes de Cristóbal Colón en el 1494. El objetivo de la misma era fijar un centro económico-militar para dirigir la explotación de las riquezas de esta región. Una vez terminada la fortaleza se levantaron los edificios que constituyeron la Villa de la Concepción.