General Máximo Gómez Báez : Biografías Dominicanas
El
Generalísimo Máximo Gómez Báez,
nacido en la
entonces Villa de Baní, el 18 de noviembre
de 1836, fue educado en el claustro
familiar, por un presbítero (El Padre
Rosón), su padrino, hasta los niveles de
alfabetización y educación religiosa y
moral, en el marco de una época en donde la
segregación racial y la discriminación
social se aceptaban, se convivía con ellas
sin considerarse que con eso se ofendía a
Dios.
Un buen estipendio para los servicios de
Dios, se creía, libraba a los grandes
señores del pecado.
Las conquistas sociales no habían tomado
cuerpo por estos predios. Para el año 1836 y
siguientes ya el pueblo dominicano estaba
hastiado de las botas del haitiano invasor.
Duarte y sus seguidores de la Sociedad
Trinitaria habían llegado a la profundidad
del sentimiento patrio de la juventud
dominicana.
Existía en el ambiente dominicano, una
conmoción tan antihaitiana, como de
identificación con la independencia
nacional.
El padre Andrés Rosón, de nacionalidad
española, no escapó, en los días de la
Independencia (1845) de la participación
patriótica, enfocada lógicamente desde su
óptica clerical y continental.
En un discurso pronunciado en la Iglesia de
Baní con motivo del primer aniversario de la
Independencia, el 24 de noviembre del año
1845 (Máximo Gómez tendría 9 años de edad),
el presbítero Rosón decía; Después de 22
años de humillante servidumbre bajo la
dominación tiránica de un gobierno
bárbaro...
etc., haced que en la República Dominicana
florezcan la religión y las buenas
costumbres, que tengamos paz con los
extraños y con nosotros mismos.
Bendecid al Jefe Ilustre, (Pedro Santana),
que preside nuestros destinos, que vuestro
espíritu de sabiduría y fortaleza dirija sus
operaciones y haced en fin ¡Oh Dios de
misericordia! Que prosperando nuestra
patria, vivamos tranquilos y felices, etc.,
(Referencia: La Constitución de San
Cristóbal, Págs. 282- 283. E. Rodríguez
Demorizi).
Para el año 1856 el joven Máximo Gómez se
había integrado al ejército de liberación
nacional y sus primeras preseas se las
engalanó como aguerrido alférez de un
escuadrón de Caballería formado
principalmente por banilejos, sin que este
hecho lo sacara del montón.
Este acontecimiento nos lo describe el Dr.
Benigno Sousa (médico militar), como sigue:
En la batalla de Santomé, el 22 de Diciembre
de 1856, sangrienta y definitiva derrota de
los haitianos, recibe Gómez su bautizo de
fuego. La Caballería de Baní, “Jinetes de
Lanza y Machetes de Cabo”, en la cual
figuraba como alférez, se llena de gloria,
decidiendo la acción.
Siguió su carreta militar, disciplinada y
austera, santo y seña de toda su vida. Ya en
el año 1861 cuando se produjo la anexión;
Máximo Gómez era Capitán de Caballería.
Consiguió ser colocado en el gobierno
anexionista como Secretario del Ayuntamiento
de San José de Ocoa, donde pasó la mayor
parte del período de la anexión.
Se tienen informaciones fidedignas de que
entre el coronel Valera, Heredia, Tejeda,
Marcano, Lucas Díaz y seguidores, (todos de
color blanco), se estaba gestando un
movimiento de apoyo a las corrientes
restauradoras, sin embargo, enmarcándose en
las circunstancias de Baní en esa época una
población blanca casi en su totalidad,
engendrada por españoles canarios
principalmente.
Máximo Gómez, con la formación educativa,
religiosa y militar que poseía, en un pueblo
que había mantenido sus raíces casi intactas
de sus progenitores blancos, recibe la
llegada a Baní; la Perla del Sur, en forma
ruidosa la lucha intestina de la
Restauración bajo la jefatura suprema del
valeroso general Pedro Florentino, de raza
negra.
Pedro Florentino, caudillo militar
restaurador del sur, regresa a Baní
racialmente prejuiciado. Fruto de algunos
reveses que sufrió de parte de las fuerzas
anexionistas y españolas combinada al mando
del Mariscal de Lagándara. Cometió actos
criminales; fusilamientos masivos, familias
mayormente de raza blanca, entre ellos,
Rudecindo Pimentel y sus dos hijos, cuñado y
sobrinos de Máximo Gómez, despojo y quema
del poblado de Baní.
Impresionado por la presencia insegura de su
madre y hermanas en el poblado, el capitán
Máximo Gómez regresó a Baní, unificó un
ejército improvisado entre soldados,
familiares y amigos y acosaron del pueblo a
Florentino y sus secuaces.
Ahí, en esa coyuntura de la guerra, se segó
la posibilidad de que Máximo Gómez pudiera
participar en la Restauración.
La patriotería aldeana imprimía su sello.
Pedro Florentino cayó al final de su vida
militar, acosado por los anexionistas hasta
la tierra de nadie entre Haití y República
Dominicana, y en estado depresivo, se dedicó
a la bebida alcohólica y en uno de sus
excesos fue muerto por uno de sus oficiales.
Vale señalar que el origen de la idea
anexionista del presidente Pedro Santana
surgió principalmente de su falta de fe en
la viabilidad de la República Dominicana. Su
adversario interno, el expresidente
Buenaventura Báez, corrió la especie de que
con la dominación española, volvería a
establecerse la esclavitud en Santo Domingo,
como existía en su colonia de Cuba en ese
momento.
Esta percepción generó el levantamiento de
guerra de guerrillas en toda la nación, con
la preponderancia de valerosos patriotas de
color.
El hecho de que la mayor parte de
restauradores que habían ganado principalía
eran de raza negra (Luperón, Monción,
Cabrera, Lilís, Florentino y otros tantos),
les estrechaban la posibilidad de éxitos en
lo personal y nacional a Gómez y sus amigos
banilejos. La misma participación de Gaspar
Polanco, que antes había sido anexionista y
después fue jefe restaurador le dificultaba
las posibilidades de éxito a otros
anexionistas con mejor formación académica y
militar que los patriotas, generales
improvisados de la Restauración, para
escalar poder y gloria en esas huestes
reivindicadoras. En ese marco de
circunstancias salieron del país hacia
Santiago de Cuba, en el mes de julio del año
1865, Máximo Gómez, Lucas Díaz, Francisco
Heredia, Tejeda, Marcano y Valera entre
otros banilejos ilustres, como oficiales de
la reserva del ejército español.
Profundas reflexiones, auto recriminaciones y
decisión, tallaron el poderoso espíritu
reivindicador de esta gloria de la libertad
y del antirracismo auténtico que hoy es
Máximo Gómez.
Reflexiones tan profundas y humanas haría
Máximo Gómez, como la tuvieron que hacer
casi todos los independentistas de América
de origen español; desde Miranda, Bolívar,
San Martín, Lamar, Gaspar Polanco, Iturbide
y otros tantos que primero vistieron el
uniforme español y luego identificado el
concepto patrio, elevaron sus estrellas a
las cumbres del heroísmo Indoamericano, en
cada uno de sus pueblos.
El mismo Gómez dijo: “Cuanto hice en Cuba,
como humilde y devoto soldado de la
libertad, lo hice a nombre del pueblo
dominicano, cuyas miradas estaban fijadas en
mí”.
Dijo el nóbel historiador dominicano don
Rufino Martínez: “El nuevo escenario (el de
Cuba) le removió energía en potencia, y de
él surgió el temple gigantesco, superior a
las alterativas de la suerte, a las durezas
y reveses de la guerra y las conspiraciones
de la envidia”.
“Generalísimo de las huestes cubanas, le
mantuvo encendido el coraje heroico con que
hiciera de aquella guerra una de las más
dramáticas de las independencias de América.
Recio e inflexible por la disciplina,
insuperable por el valor intuitivo y fecundo
en la estrategia”.
Sigue diciendo Don Rufino Martínez: “Máximo
Gómez luchó en las dos etapas (por más de 30
años) de la emancipación cubana, como en una
marcha ascensional hacia la gloria,
empinándose en la última, para cerrar el
cielo de los grandes libertadores de un
Continente.
“Dotado de vocación para el heroísmo, desde
la primera guerra se descubrió en él la
perspicacia cubana, representada por el
egregio Martí, las cualidades de paladín
requerida para marchar a la conquista de la
libertad.
“Sobre la altura iluminada del triunfo,
hostilidad, postergamiento, desdén e
ingratitud buscaron amargarle el alma, como
Forastero que debía ya retirarse, pero no
prevalecieron; y cuando la gratitud se
apresuró a concederle el primer honor, tuvo
un gesto de abnegación, con el cual reafirmó
su contextura de gran varón forjado para la
epopeya.
“Dominicano de cuerpo y alma y cubano de
corazón, padeció trágicamente luchas
íntimas, pero ellas no abatieron al héroe.
Noble campeón del ideal de libertad, no como
aspiración de un grupo, sino de la
humanidad. El heroísmo guerrero dominicano
no ha rallado a más altura”, fin de la cita.
La creación de la provincia de los banilejos
fue motivada, entre otras cosas, por el
hecho de que el entonces presidente Rafael
Leonidas Trujillo deseaba ponerle el nombre
de su progenitor el también banilejo José
Trujillo Valdez. Se produce el
ajusticiamiento, en el año 1961 y el nombre
de Máximo Gómez aparece exaltado a su máximo
reconocimiento por la triunfante revolución
Cubana del 1959.
Ese hecho, nueva vez, le creó dificultad,
por razones ideológicas a la figura de
Máximo Gómez para que nuestra provincia se
honrara con su nombre.
Han pasado casi 50 años de vida democrática
y hoy por hoy están dadas todas las
condiciones para que la provincia Máximo
Gómez sea una realidad como son las
provincias Duarte, María Trinidad Sánchez,
Espaillat, Santiago Rodríguez, Salcedo,
Elías Piña y Sánchez Ramírez, Monseñor
Nouel, en honor a estos próceres y adalides
de la independencia y la restauración
dominicana.
Sin embargo, el hecho de que dicho proyecto
fue presentado por el Partido de la
Liberación Dominicana, de inicial
orientación marxista, creó ojeriza (hace 25
años), a sectores conservadores de la
sociedad dominicana, no viendo el tema en la
justa y gigantesca dimensión de un hombre
ejemplar para las generaciones del porvenir
dominicano y continental.
Señores legisladores del PLD, del PRD, del
PRSC y partidos emergentes, el pueblo
dominicano espera que en esta coyuntura
histórica, sepan ustedes, aprovechar la
oportunidad de honrar a uno de los grandes
adalides de la Independencia americana, si
no es hoy será mañana, pero seguro que será,
no pierdan esta valiosa oportunidad de
colocarse, del lado del heroísmo, que
glorificara a toda la familia banileja, y en
ella al pueblo dominicano. Emulemos al poeta
Mendoza Guerra, cuando nos dice: “Bendita
mil veces sea, tierra que besó Martí; la que
guarda las preseas del guerrero de Baní”.
1915.
Fuentes ineditas: http://www.provinciasdominicanas.org/
Cuatriboliao :
Las Ciguapas: Son de tez morena, de ojos negros y rasgados, de pelo suave y lustroso, tan largo que es la única vestimenta de su cuerpo a la intemperie.
La Bachata : La bachata constituía una forma de recreación popular: una fiesta que se realizaba en cualquier patio, bajo la sombra de un árbol callejero..
Dominicano: Los dominicanos están entre ustedes pero no son de ustedes. Los dominicanos beben en la misma copa la alegría y la amargura.
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UASD : La Universidad Autónoma de Santo Domingo es una universidad pública de la República Dominicana, y la única universidad estatal en el país.
Loma Miranda : Es un montículo del extremo nororiental de la cordillera Central, considerado el segundo asiento más importante y valioso de la isla La Española.
Gregorio Luperón : Una de las más relevantes figuras del escenario histórico dominicano: Patriota, militar y político. Nació el 8 de septiembre de 1839 en Puerto Plata.
Pedro Santana, Militar y Político. Nació en la comunidad de Hincha-El Seibo. Hijo de Pedro Santana y Petronila Familias.